“He escuchado con todo interés y seguido la partitura que me haces llegar; te adelanto que con entusiasmo”
José Luis Temes, director de orquesta
Ensemble
Com un núvol lleuger (2022)
Encargo del Plural Ensemble.
https://www.universaledition.com/com-un-nuvol-lleuger-guix-josep-maria-uesd103393-000
Nota de programa:
Un antic poema xinès de Li Ho (791-817), en la interpretació catalana de Marià Manent, ha estat el punt de partença d’aquesta breu composició. Si una primera lectura dels versos palesa la presència d’elements naturals (el so de l’aigua o del vent, el cant dels ocells, la vegetació, els núvols), una aproximació més pregona revela l’extinció d’un món: d’allò que va ser, però ja no és. La contemplació dels vestigis desperta una certa nostàlgia davant de la decadència des de la que parla el poeta i, alhora, adverteix del pas del temps, de l’aparent futilitat de la vida humana -al capdavall, la natura sembla recuperar allò que li va pertànyer en un primer moment.
La música comença amb una referència al darrer vers –“com un núvol lleuger que s’endú l’aire”-, i va explorant paisatges de la memòria, amb elements onírics i reminiscències de cants, danses o indumentària. La forma fusiona aquests materials en un tot que, per la presència de passatges recurrents, tramet a l’estructura del rondó.
Nota de programa:
Un antiguo poema chino de Li Ho (791-817), en la interpretación catalana de Marià Manent, ha sido el desencadenante de esta breve obra. Si bien es cierto que una primera aproximación a los versos revela la presencia de múltiples elementos naturales (el sonido del agua y del viento, el canto de los pájaros, la vegetación, las nubes), una lectura más profunda deja entrever la desaparición de todo un mundo: aquello que fue y ya no es. Esa contemplación de los vestigios despierta una cierta nostalgia ante la decadencia del presente del poeta y, a la vez, advierte del paso del tiempo, de la aparente futilidad de la vida humana -la naturaleza recupera, al cabo, aquello que le perteneció en origen.
La música parte del último verso –“com un núvol lleuger que s’endú l’aire” (como una leve nube que el aire barre)- y va explorando paisajes de la memoria ante lo ausente, mezclando elementos oníricos con reminiscencias de cantos, danzas o indumentarias. La forma funde esos materiales en un todo que, a causa de su recurrencia, alude a la estructura del rondó.
Jardín seco (2014)
https://www.universaledition.com/josep-maria-guix-8296/works/jardin-seco-36078
Esta composición, inspirada en el cuadro homónimo de Fernando Zóbel conservado en el Museo de arte abstracto español de Cuenca, utiliza también, como material de base, una cuidada selección de haikus japoneses que actúan como eje conductor. El reto ha sido, en todo momento, traducir en sonidos las potentes imágenes y las emociones contenidas en dichas obras.
La música está estructurada en tres movimientos sin solución de continuidad en los que hacen acto de presencia determinados elementos naturales (viento, agua) y un delicado uso de timbres y de dinàmica, a través de unos instrumentos dispuestos alrededor de la audiencia con el fin de establecer líneas de direccionalidad en el espacio, juegos de resonancia y distintos planos de proximidad y lejanía.
Vent del capvespre (2007)
Viento del atardecer se ha ido tejiendo a partir de la lectura de haikus, textos zen y también gracias a la revisión pausada de antiguos grabados y dibujos de artistas japoneses. Al mismo tiempo, en este viaje iniciático me he acompañado de la música de Toru Takemitsu, cada vez más cercana, así como de la vieja polifonía del Renacimiento –sobre todo de las ricas texturas de Brumel (la Misa Et ecce terre motus) y de la espiritualidad de Lassus (el Requiem a cuatro voces). Todo este bagaje ha sido determinante para despertar en mí un sentido de contención y de refinamiento y, por encima de todo, una predisposición anímica.
Desconozco si es cosa de la edad, de la evolución estilística personal o de una actitud cada vez más selectiva frente a todo lo accesorio, pero el resultado final ha sido una música concentrada, aparentemente simple y –al menos, así lo pretendía- bastante sugerente. Una música en la que el sentimiento surge de la contemplación de una naturaleza (el aire, el agua) que cambia, como nosotros, con las estaciones, a pesar de seguir siendo esencialmente la misma.
He trabajado como el escultor que moldea la arcilla, deshaciendo y rehaciendo, una y otra vez, hasta completar -¿definitivamente?- la pieza. La dificultad principal ha sido sacar, y no añadir más materia. Nunca me he sentido identificado con el artista que trabaja el mármol y ya imagina la obra terminada antes de esculpirla.
He convivido con este proyecto –y lo han sufrido los más allegados, que son dedicatarios de la obra- durante más de un año. Y he aprendido mucho. Ahora soy yo quien tiene que adgradecer a la Obra Social de la Caixa Catalunya, a los compañeros de profesión, a los amigos, a la familia, el impulso para recorrer el camino. A ellos, gracias de todo corazón.
Viento del atardecer.
Se ondula el agua
alrededor de la garza.
YOSA BUSON
En el estanque
la hierba flotante se mueve.
Noche fresca.
TAKAHAMA KYOSHI
En las montañas nevadas
está arrastrándose
el eco.
IIDA DAKOTSU
El viento de otoño
mueve la persiana de bambú
y mi corazón.
HATTORI RANSETSU